Dónde estás diego?

Alguna vez hubo un pibe desgarbado, humilde y simpaticón que con los mismos pies que usó para salir de Villa Fiorito enamoró a un país primero, y al mundo entero después. 
Ya a primera vista flechaba a todo corazón futbolero que se le cruzara por el medio, haciendo jueguito con una pelota de papel, un pedazo de cuero curtido o con cualquier cosa que fueran a tirarle. 
Él la hacía corta. La mataba con el pecho y ahí mismo empezaba el ritual: arriba y abajo, por el costado y por adentro. Todos los ojos reposando sobre su figura, hipnotizados por esa especie de chamán de la pelota. Un pibe simple, que tenía dos sueños: el primero, jugar un mundial. El segundo ganarlo. 
Y subió nomás la escalera, levantó con su magia la copa del mundo vistiendo la camiseta de Argentina. Cumplió su sueño y el de toda su gente. 
Le dijeron que era la gloria, le repitieron que era la bandera del país y le gritaron que era un dios. 
Pero ahí mismo murió el pibe. Maradona se devoró a dieguito de un bocado.

Ese dieguito que conocimos nunca se pegó de nuevo una vuelta por acá. La vida lo pescó con un rifle jugando a disparar desde su casa y tomando todo lo que le acercaran su rasputines. Gritó los goles con furia y no con pasión. ¿Éste era el pibe al que todos nosotros decidimos amar?

Claramente no. No lo elegimos por el personaje que hoy lo tiene poseído.
Lo elegimos por que nos demostró que tener un sueño juntos es hacer realidad.
Por eso, queremos Desarmar a Maradona. A ese Maradona que nos da vergüenza y que pareciera querer demostrarnos todos los días que es el dueño de la vereda. 
La cuestión es simple, queremos sumarnos y pedirle que de una vez y para siempre vuelva a ser el Diego de la gente.

Si dios existe no sé si va a permitirle salir campeón del mundial,
sería dar el ejemplo de hagas lo que hagas todo va a terminar perfecto.

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